¿A dónde nos lleva la mercantilización de la salud mental y de la psicología?
¿A dónde nos lleva la mercantilización de la salud mental y de la
psicología?
Algo por lo que debemos
alegrarnos todos los que diariamente contribuimos a la visibilización de la
importancia de la salud mental, es que, gracias a la actual pandemia la gente
ha empezado a preocuparse por su salud mental. Eso es algo imprescindible que debía
de suceder, lo cual va a ayudar a mejorar en primera instancia al individuo
regiomontano, así como a la sociedad en general. Algo sumamente necesario en
estas épocas. Sin embargo, nos queda mucho trabajo por hacer a los
profesionales de la salud mental para hacer valer la psicología por lo que es,
no más, no menos.
Me llegan a la mente los
memes acerca de los psicólogos y nuestra capacidad ficticia de telequinesia,
así como de leer mentes, son, si bien graciosos, un tanto reveladores sobre una
realidad. Y no me refiero a que la gente en verdad crea que los psicólogos
podemos leer la mente, sino que nuestra profesión nos da capacidades
extrahumanas, tales como poder actuar de manera correcta ante cada situación,
la capacidad de no enojarnos, no tener vicios ni debilidades, entre otras.
Esto, a parte de ser irreal, es triste ya que la gente, incluso quienes te
conocen fuera de tu faceta de psicólogo utilizarán tu profesión para decir por
qué estás actuando mal al disgustarte por alguna actitud suya. Como si al
estudiar psicología fueras alguien iluminado por el velo de la perfección
humana. Cosa más alejada de la realidad. Esto es alimentado por algo que Lacan
denominó el “supuesto saber” donde el paciente dota al analista de cierta
omnisciencia (Esta es, ni más, una definición incompleta, pero simple para las
necesidades de la situación) para la cual este podrá conocer sus padecimientos
tan pronto como se para el paciente frente a nosotros. Es normal que el
paciente nos dote inconscientemente de este saber ya que, para él, el
ser-psicólogo es un misterio. El problema, y a donde quiero llegar con este
tema, es cuando uno, como psicólogo toma ese papel como propio. Ese papel de
omnisciencia con el cual el paciente nos identifica. Es aquí donde uno debe empezar
a preocuparse acerca de su actuar como profesional de la salud mental. Cada
psicólogo tiene sus limitantes como profesionista, digamos, un límite con el
cual secciona su práctica. Algunos no atienden niños, otros solo atienden
niños, algunos otros atienden a ciertos grupos específicos, y otros más no
atienden a ciertos grupos específicos. Este limite tendrá que ver con su manera
de trabajar así mismo con su experiencia como psicoterapeuta.
Pero ¿y si uno como
psicólogo, no se pone un límite? ¿Qué sucede si uno no pone ese límite? Pueden
suceder muchas cosas. Pero, en general, esto podría afectar la capacidad que
tenemos para contribuir al mejoramiento del paciente.
Esto nos lleva a otro
punto, y que es el punto central de este texto: La mercantilización de la salud
mental, así como de la psicología. ¿A qué me refiero con esto? Bueno… La
psicología es, una profesión que se cuece de manera distinta a las demás, y por
esto es importante que el esquema de venta del servicio que uno ofrece sea
claro en distintos aspectos y respete los limites anteriormente establecidos.
Entender como profesionista que no podemos hacer magia, y que la capacidad de
“ayuda” que uno como psicólogo pueda brindarle al paciente dependerá de nuestra
capacidad para entender la psique del paciente, pero también la disponibilidad
que el paciente tenga con respecto al material que pueda desprenderse del
análisis. Aceptar que dentro del trabajo analítico es un trabajo de dos. Querer
vender la psicología como un producto milagroso puede contribuir a una
expectativa irreal acerca de los objetivos alcanzables en un análisis. El
analista debe dejar en claro esto, y que todo avance en su proceso estará
ligado en gran medida al trabajo que el paciente haga en este mismo. Así como
que el proceso no podrá avanzar si el paciente no vence las resistencias que detienen
su proceso.
Es importante que el
analista deje de vender su terapia como si fueran libros de auto ayuda. Creo
que los pacientes deben ser conscientes de lo que su psicólogo puede y qué no
puede hacer. Que, al igual que él, el analista responde a ciertas limitantes de
proceso y que, el trabajo analítico es más un trabajo en conjunto que un
psicólogo arreglando los problemas del paciente.
La pregunta con la que se
inició este tema fue ¿A dónde nos lleva la mercantilización de la salud mental
y la psicología? La respuesta no la sé, pero si sé que no es algo bueno.
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